Vía Libre. El tarjetón del agua
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El próximo 30 de octubre los NorteSantandereanos tendrán la oportunidad de decidir, mediante voto popular, sobre la conservación y protección de todas las zonas productoras de agua de todos los municipios del departamento, declarándolas oficialmente como Áreas Protegidas. Se trata del Tarjetón del Agua. Una consulta popular que busca, entre otras cosas, la protección del páramo de Santurbán y demás zonas y bosques cuyo ecosistema está siendo amenazado por la explotación ilegal de oro y carbón por parte de multinacionales que han encontrado aquí un negocio rentable. Este negocio, que ha sido avalado por el gobierno de Juan Manuel Santos, destruye la naturaleza y pone en riesgo no sólo las zonas que garantizan el agua para la región, sino que además somete al desplazamiento a comunidades campesinas, indígenas y afrodescendientes.
Es curioso que un tema profundamente vital para la conservación de la vida no haya sido reseñado por la prensa. Ni debatido en las universidades. No hay un solo candidato a la alcaldía o gobernación que se haya pronunciado al respecto. Y que la registraduría no haya hecho una campaña masiva para dar a conocer los alcances humanos de este tarjetón es completamente sospechoso. ¿Y los debates políticos? Le preguntan a los candidatos puras pendejadas: que cuánto vale un pase de bus, que cuál es lugar más bello de la ciudad. Cuando de lo que se trata es de la vida en el departamento. Se trata del ecosistema, de la gran posibilidad de que se acabe el agua si continúan las explotaciones mineras en zonas ecológicas que son el pulmón de la tierra.
Parece como si aquí nadie creyera que el futuro existe y sólo importa pensar en la pendejada de quién va a ser el próximo alcalde. El calentamiento global, el deshielo, la extinción de especies, el desbordamiento de ríos y la deforestación son temas que deberían estar en la agenda del día. En el mundo entero hay preocupación porque se acabaron los tigres en Siberia y los rinocerontes blancos en Birmania. ¿Y las ranas venenosas de las selvas de Darién? Ya no queda ninguna. ¿Y los cóndores? Sólo sobrevive uno en el escudo nacional y quedan algunos lagartos en el congreso de la república.
Se acaban los ríos a causa de la contaminación. Pero también a causa de la tala de bosques y de la explotación ilegal de minas a cielo abierto y a gran escala: Colombia es el país del mundo más contaminado con mercurio y cianuro a raíz de esta práctica.
Si se acaba el agua y mueren las especies, si cae una lluvia de granizo en pleno verano y llegan la peste y la hambruna como en el Medioevo, no será un castigo de Dios, sino el resultado de una gran estupidez: la de haber ocultado, por intereses económicos, el tarjetón del agua que pudo haber garantizado la continuación de la vida.
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